RADHAMÉS POLANCO Y EL TEATRO MÍTICO

"El mito es la recreación del inconsciente de la memoria colectiva"

Patrice Pavis

POR GILDA MATOS

Radhamés Polanco crea un relato mítico basado en la adoración y exhaltación de la piedra, con una puesta en escena que remite a los orígenes y esencia del arte teatral. El autor, director y actor de la obra Opera Piedra del Teatro La Veladora, toma el rito expresado en la danza, el canto, el gesto y la máscara de los personajes, para introducir su universo dramático.

La pieza genera una lectura llena de significaciones y sentidos.

La piedra es un referente que permite establecer las mayores relaciones posibles, no se trata de la “piedra filosofal” de propiedades extraordinarias; de lo que se trata es de un mineral orgánico, de uso cotidiano, que adquiere valor simbólico a partir de la progresión dramática del espectáculo.

La obra es rito y la piedra el objeto sagrado.

El transcurso del ritual es dirigido por el chamán o brujo, quien de forma original, exhibe vestuario del siglo XIX, convirtiéndose en una especie “Chamán clásico” que conduce la ópera de cantos, contra-cantos, distorsiones rítmicas y desentonos, interpretados por los coreutas en el ritual operístico.

Opera Piedra es una propuesta diferente dentro de las obras, que hasta ahora, se han presentado en la Muestra de Teatro Dominicano.

Todo es signo en este espectáculo, la piedra es el centro del ritual sobre el cual se crea el imaginario mítico que permite unas conexiones con eventos sociales y políticos de nuestra historia reciente, tal como lo es la recreación de la emblemática fotografía que muestra a un dominicano, piedra en mano, enfrentando a un soldado extranjero, durante la invasión norteamericana de Abril del 1965.
Con este espectáculo performático, Radhamés Polanco demuestra que tiene objetivos claros en su tendencia dentro del ámbito teatral.

No busca producir una mimesis de las formas teatrales habituales, tiene el propósito de deconstruir la estética del teatro del siglo XIX, elimina el protagonismo del actor o actriz y se lo atribuye a la máscara, prescinde el diálogo en su forma tradicional y agregando sonidos guturales, canto, gestualidad.

Integra además la percusión musical (sonidos de las piedras) como elemento de importancia dentro del conflicto dramático, activando todos los canales perceptivos del espectador para interpretar una realidad expresada en formas, movimientos y sonidos que conmueven los sentidos.

Todo elemento que interviene en el espectáculo se convierte en signo, o unidad capaz de producir información, mensajes, señales y símbolos, que en una aproximación semiótica podemos identificar con los siguientes significantes o formas:

-Máscaras faciales de aspecto primitivo, sorpresa, miedo, cólera.
-Vestuario exótico con inclinación oriental y texturas africanas
-Peinados de procedencia africana
-Escenografía minimalista
-Música de percusión
-Cantos a unísono con desentono.

Y los siguientes significados, (contenidos):
-Lucha de poder
-Males del poder, como la tiranía
-Carrera guerrerista
-El sacrificio y la redención de Cristo
-Anhelos de paz

Es importante resaltar que aunque el espectáculo se sitúa en tiempos lejanos, establece al mismo tiempo unas conexiones con el presente, con la contemporaneidad que nos toca.

Según Claude Levis–Strauss, el mito siempre ha estado presente en la historia humana, y en el proceso de creación del mito hay dos caminos a escoger, uno, es el camino del símbolo y el otro, es la expresión de un deseo; en el caso de esta obra se ha transitado por ambos, pero sobre todo es expresión ritual y dramática, producto de un gran deseo del autor y director: ¡Convertir la piedra en flor!