TEATRO GULOYA DÁ LUZ A LA MUJER DE KOLDO CAMPOS SAGASETA






Por Gilda Matos


La puesta escénica del teatro Guloya es un rayo de luz sobre la obra de Koldo Campos Sagaseta, quien  hace tres décadas irrumpe en la escena dominicana con la obra “Hágase la mujer”, convirtiéndose en una farsa emblemática nuestra, merecedora de reconocimientos en concursos y premios nacionales.

 Por primera vez, en la década de los 80, se realiza un espectáculo  que desmonta de forma hilarante, sarcástica y mordaz la visión del patriarcado acerca de los roles de la mujer en la sociedad.  El autor  domínico-vasco testimonia en nombre de género femenino para evidenciar  la mentira instalada desde el mito histórico de la  inferioridad de la mujer. -” Sí, pero le haremos creer que es delicada como pétalo de rosa para que ignore su fuerza”Koldo, con esta pieza de un acto toma elementos de la farsa medieval en la forma caricaturesca de los personajes y en la situación insólita de la negación del hombre a asistir a inauguración del paraíso, y en las estratagemas y engaños como unos de los recursos fundamentales de la farsa. Sin embargo, en su pieza  hay sobre todo, un debate moral sobre las relaciones de pareja y la inequidad y subordinación en el matrimonio.

Como espectadora de aquel tiempo, en mi memoria teatral  recuerdo haber visto  dos versiones de la obra, una con un  Dios imponente e histérico, y otra, con una  Serpiente espectacular, en ambas representaciones  la mujer, fue  una especie de turista en un lugar  donde no  pertenecía  y el  público presente se expresó con estridentes risotadas. La disfruté con mucho agrado aquel  juego dramático en el escenario, aunque siempre tuve la duda sobre ¿si las carcajadas de aquel público eran sólo un momento divertido o significaban algo importante  de sus vidas? Hoy, 34 años después, experimenté la respuesta a mi pregunta: La dirección Claudio Rivera y representación del Teatro Guloya es fuente de luz a la dramaturgia de Koldo  Campos.

El director  crea su propio discurso escénico  y partituras de personajes que facilitan la producción de significados para el receptor, contribuyendo con esto, a una mayor profundidad del contenido de la obra, impidiendo se  convierta en  un juguete cómico e inclinándola hacia una visión crítica, reflexiva, sin dejar de ser divertida.

 En  su labor de dirección atribuye significados a todos los elementos de la escena desde  la música que inicia con la pieza musical  Carmina Burana del siglo XVII-XVIII popularizada en el XIX, no por casualidad, pues esta pieza está compuesta por cantos goliardos, género de música profana de poemas que hacen gala del placer por vivir y el interés por los placeres terrenales y el amor carnal, ambientando con ella, la sonoridad premonitoria  del acontecimiento escénico que se avecina. Bajo la asesoría de José Miura, sitúa la escena  en una oficina  de burocracia estatal  con elementos muy particulares como la  alfombra infantil y un micrófono en el proscenio. Pero su mayor foco está en la interesante versión de los personajes de espectáculo,   con  partituras bases donde replantea la verdad y los objetivos bien claros de cada uno de ellos: Dios, interpretado por el veterano actor Jorge Santiago, quien nos muestra un personaje más tierno y angelical, etéreo, complaciente al extremo, como todos los abuelos, e insistente en darle poder al patriarcado, o el dominio de la masculinidad en el mundo.  La Serpiente,Virgilio Burgos, burocrática, arribista, chismosa, representante del limpia saco dominicano, libidinosa por demás .El Hombre, caracterizado por propio director Claudio Rivera, sorprende con un vestuario de alto grado de significación, representando  un hombre-bebé  egocéntrico, engreído, erotizado, pero sobre todo, manipulador. El Locutor o Cuervo  interpretado por Dimitri Rivera, representa el símbolo del personaje  situado en los medios de comunicación.

 

La Mujer interpretada por Viena González, lleva un vestuario medieval con armadura de guerrera, realizado por  Vera Bertuzzi, La actriz en el personaje  se muestra, segura si misma, irreverente, no está perdida en el escenario, es propositiva, inteligente y clara en sus objetivos, reivindica su presencia, su fuerza en el mundo….

Cuando reiteramos que lleva la luz, no nos referimos al trabajo destacado de Ernesto López con su  diseño de iluminación en esta obra, señalamos  al conjunto de recursos artísticos utilizados para comunicar el sentido social, político , religioso , cultural ,antropológico del papel histórico de subordinación adjudicado  a la mujer , en tal sentido el espectáculo es más que risas, carcajadas … Guloya  usa la técnica distanciamiento en la presentación  y llama a la conciencia sobre el problema de la  manipulación y objetuazación de la mujer y apuesta a la compañera  con igualdad de derechos y libertad  para sociedad más humana.

Viena González, la mujer, con pasos firmes y mirada penetrante deja el escenario a ritmo de un reggaetón por los cambios por venir.

 Con esta puesta se conmemora dos acontecimientos transcendentes para el teatro dominicano, el 50 aniversario de  la labor teatral de Jorge Santiago y los 30 años  de la valiosa carrera  del Teatro Guloya. ¡Hágase la luz!

 

 


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