DE BERTOLT BRECHT A MAXIMO AVILÉS BLONDA HASTA ELVIRA TAVERAS.






Elvira Taveras retoma la memoria textual de dos grandes figuras del teatro mundial y dominicano para crear un espectáculo con valores estético, social, político y cultural que cierra con un contundente final ideologizante el VI Festival Internacional de Teatro de Santo Domingo 2009.
Para apreciar todas las dimensiones del espectáculo presentado por La Compañía Nacional de Teatro Yo, Bertold Brecht es necesario recorrer los múltiples significados de la ruta textual de la obra conjuntamente con sus creadores.


BERTOLT BRECHT

Es el autor de los textos que dan origen al espectáculo. Es calificado como uno de los hombres más influyentes sobre el teatro vanguardista y contemporáneo. Crea un nuevo paradigma que rompe la tradición aristotélica fundamentada en la mimesis de la naturaleza y en la catarsis, o acción purificadora de las pasiones. Brecht, implanta un Teatro Épico que trata de provocar la razón en el espectador buscando interpretar la realidad, en vez de imitarla.
Su obra se produce en medio de las convulsiones provocadas por las guerras mundiales y el radicalismo político generado por la revolución rusa.
Defensor de la estética marxista, que trata de cumplir un papel importante en el proceso de toma de conciencia la lucha de clases, con este interés aporta técnicas claves para producir un “distanciamiento” con el propósito de estimular el espíritu crítico en pos de la acción revolucionaria, tan de moda en ése entonces. Los recursos Brectianos que caracterizan el teatro épico son los siguientes:
1. Utilización de la narración y fragmentación de las escenas.
2. Presencia de un narrador o intermediario que comenta las escenas
3. La música o el canto como forma de ilustrar situaciones
4. La utilización de la escenografía como fondo
5. Utilización de carteles explicativos.
6. Todo conduce a revelar una realidad oculta.

El poema “Balada del pobre Bertolt Brecht” y “La cruz de tiza”(de Terror y Miseria del Tercer Reich) entre otros textos son las obras del autor, cuyos fragmentos forman parte del espectáculo. En ellos se une la emoción, la doctrina y el entretenimiento para llevar los mensajes de la revolución socialista.

MÁXIMO AVILÉS BLONDA

Blonda escribe la pieza con la necesidad de acercarse al teatro épico y apartarse de la tradicional copia de la realidad. Es calificada como un pastiche creado con fragmentos de obras de Brecht escogidos como pretexto por la única razón del acercarse a nuestra realidad, el mismo autor declaró “Brecht está más cerca de nosotros”.
El contexto donde surge la obra se sitúa en el 1966, fecha en que nuestro país acababa de pasar por la Revolución de Abril 1965 y la segunda Intervención Norteamericana, acontecimientos que generaron las tensiones sociales por las luchas de las libertades democráticas y el creciente auge de la ideología marxista.
Blonda no pretende grandes cosas con la pieza, sólo mostrar la realidad, y conservar la línea lógica, “solo impresiones de múltiples colores”.

Es importante resaltar que esta obra ha sido escogida y presentada en varias ocasiones en el lapso de estas cuatro décadas, lo cual la coloca entre las preferidas de los teatristas dominicanos.

ELVIRA TAVERAS

Elvira nos trae a la puesta en escena a un Avilés renovado y conectado con nuestra época, sin desconocer el interés del autor de revelar la realidad social dominicana en el teatro. Aporta al montaje una dramaturgia de la dirección donde reescribe la obra sin perder la esencia del texto base de Brecht y las ideas de la autoría de Blonda.

En su lectura sitúa la obra en otros universos signicos, mientras el autor ubica la obra en un parque de papel de carácter indefinido, la directora, decide ubicar la pieza en el monumento emblemático de un acontecimiento histórico de finales de la dictadura de Trujillo “La Feria del la paz y la Confraternidad del Mundo libre” (1955), esta obra arquitectónica es denominada La Bolita del Mundo, contiene una gran carga simbólica relacionada con la paz y el progreso del país a nivel internacional. Y en la actualidad, es percibida como un lugar de encuentro de personas marginales de sub-mundos.

Crea un espectáculo cargado de identidad con las manifestaciones populares, los ritmos musicales y la memoria visual de la etapa de post.-guerra de Abril, consiguiendo la pretensión del autor de “mostrar múltiples colores”.

En el espectáculo hace apersonar a un Bertolt Brecht humano, alegre, un tanto campechano, sin prejuicios, que gusta de disfrutar la existencia, tajante en su posición ideológica y política a favor de los más pobres. También transforma la fisonomía y características del personaje Señor K, quién asume el trovador callejero, semejante al Califé de nuestros carnavales.

El espectáculo tiene en sus características una gran similitud con el teatro épico en el uso de las técnicas y recursos para producir distanciamiento: los actores narran y dialogan con el público, la música y el canto constituyen parte del relato, las escenas y textos son fragmentados y sobre todo, el interés de revelarnos la realidad oculta, denunciar la gran desigualdad social entre las clases representadas por los personajes de la obra.

Un aspecto que consolidaría la unidad formal del espectáculo sería eliminar la presentación de canciones tipo teatro musical, e inclinarse más a un teatro cantado con más interés dramático que musical, tal como se exhibe en algunas de las canciones.

Con este montaje La Compañía Nacional de Teatro cumple la función de rescatar la memoria histórica del teatro dominicano, actualizarlo y enriquecerlo; pues cuando apagan las luces del teatro al final de la representación, Brecht existe en el corazón de muchos, pero sobre todo.
¡En el pueblo de Avilés Blonda!

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