NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS NI TEATRO QUE LO SOPORTE
POR GILDA MATOS
La sala Ravelo del Teatro Nacional se convirtió en tribuna donde retumbaron las voces fuertes y claras de un trío de primera en la escena dominicana, Xiomara Rodríguez, Elvira Taveras y Yamilé Scheker, aunaron cuerpo, energía y alma para defender y comunicar un texto, del cual sólo nos queda, el impacto de sus caracterizaciones, la espontaneidad, la frescura de los parlamentos, el énfasis en sus denuncias y la hilarante risa del público.
La directora de la obra, Alina Marrero se inspira en el ensayo de la escritora colombiana Rosaura Rodríguez, quien trata sobre los mitos que han hecho de las mujeres un ser secundario en la sociedad.
Marrero, realiza una dramaturgia atrevida, caótica y no llega a establecer en la obra de forma entendible las unidades de tiempo, lugar y espacio. El texto funge como un simple subterfugio que se auxilia de parlamentos-quizás tomados del libro original-, para expresar el machismo que oprime a la sociedad y a las actrices que participan en un espectáculo. La directora marca un ritmo intenso durante todo el montaje, sin pausas ni silencios, los personajes están al borde de la histeria, a punto de estallar. Un aspecto que sí resultó interesante fue la interacción de las actrices con el público y con el encargado técnico del espectáculo y la facilidad de salir de la obra o detener la acción para referirse a asuntos cotidianos.
El teatro ha sido a través del tiempo un espejo de la saciedad, en él se reflejan todos los males y conflictos que afectan a los seres humanos. La obra plantea un problema de actualidad, las luchas generadas por el género es uno los desafíos de la sociedad nuestra y del mundo contemporáneo, ya que los vertiginosos cambios han provocado nuevos ajustes en la relaciones mujeres y hombres, la sociedad reclama una nueva masculinidad que busque la felicidad de la pareja, sin desigualdades que entorpezcan el desarrollo de la mujer en todos los órdenes y la obra denuncia esta situación.
En este sentido, la temática de género se ha vuelto favorita para los teatristas dominicanos, hace algunos años disfrutamos de “Los Monólogos de la Vagina “, un excelente texto que tenía características similares, pero más convincente en su estructura y argumentos. De todos modos, es importante reconocer los esfuerzos hechos por Producciones Raúl Méndez para traernos un espectáculo divertido, con buena temática y sobre todo con versatilidad, espontaneidad y la presencia de un trío que llena y rebosa las expectativas de los amantes del teatro.
La discriminación de género tiene miles de años.....en el siglo XXI... !Ya el teatro lo denuncia!
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