IDENTIDAD EN EL TEATRO DOMINICANO
A
partir del concepto de Jean Duvignaud sobre la práctica social del teatro: ´´ Es dudoso que se pueda captar la creación
dramática si no se abarca en el mismo examen a todos los aspectos de la
práctica teatral que, esencialmente, es social ´´[1]. Queda establecido
el concepto del teatro como una manifestación social donde se
instituye la estrecha relación
entre el arte y la sociedad de forma
recíproca en la representación teatral: ´´ La
representación teatral pone en movimiento creencias y posiciones que responden
a las pulsaciones que animan la vida de los grupos y de las sociedades.´´[2]
El
desarrollo teatral en República Dominicana ha
estado vinculado al desarrollo social, por lo que las
aspiraciones estéticas y políticas
traducen una realidad histórica en el proceso de definición y búsqueda de una identidad cultural y
artística.
Ésta ha sido preocupación esencial de destacados
intelectuales en el devenir de nuestro desarrollo histórico y extendida a contextos geográficos más amplios, cuando
Pedro Henríquez Ureña en 1925 en su ensayo ´´ La Utopía de América ´´
otorga al arte el poder de unificar el pueblo americano como una totalidad
cultural: ´´La unidad de su historia, la
unidad de su propósito en la vida política
y en la intelectual, hacen de nuestra América un entidad, una magna
patria, agrupación de pueblos destinados a unirse cada día más y más ´´[3]
El
pensador dominicano admira la expresión autóctona de la cultura mexicana donde
refiere: “…Y México está creando su vida
afirmando su carácter propio, y declarándose apto para fundar su propio tipo de
civilización “´[4].
Estas
ideas fundamentan la teoría de la
búsqueda y definición de identidad
americana, para cuyo fin propone una tipología de hombre: ´´…el hombre universal con que soñamos, a que
aspira nuestra América, no será descastado: sabrá gustar de todo, apreciar
todos los matices, pero será de su tierra; su tierra y no la ajena, le dará el
gusto intenso de los sabores nativos, y ésa será su mejor preparación para
gustar de todo lo que tenga sabor genuino, carácter propio ´´ [5]
Esta
anterior descripción es el sendero que guiará por mucho tiempo a los deseos de
muchos artistas e intelectuales del país, Pedro Henríquez Ureña concebía una
justicia social lograda a través de la independencia cultural y artística.
Razones por la que en su ensayo HACIA UN NUEVO TEATRO, reclamaba: ´´…Cuando después de visitar países de idioma
extraño, o de residir en ellos, vuelvo a mis tierras las de lengua española,
busco siempre novedades en el teatro, y hallo que nuestras novedades son
vejeces. No soy más que espectador (crítico pocas veces, autor menos); Pero
como espectador cumplo con mi deber en 1920, pedí largamente la renovación
desde las columnas de la revista española; en México hace dos años, y aquí
ahora, reitero mis peticiones ´´[6]
Otro
intelectual dominicano, Marcio Veloz Maggiolo, 47 años más tarde, en 1972 se
une al mismo reclamo de Ureña: ´ Y los
dominicanos nos preguntamos, constantemente, cuál habría de ser el verdadero
encuadre de nuestra cultura, cuál habría de ser la veraz línea a seguir para el
logro de manifestaciones que hicieran
posible nuestra identificación ´´dominicana´´
en los campos artísticos ´´[7]
Ambos
definen el proceso de identificación y madurez artística de un pueblo como WELTANSCHAUUNG, concepto que encierra
una teoría vital nacional de carácter general de la cultura.
La
relación artista-sociedad ha sido sujeto de estudio de la sociología del arte a
lo que algunos investigadores han concluido: ´´ Si bien es innegable que, por un lado, toda obra es un producto
individual, por otro también lo es que esta dimensión ´´ individual ´´ de la
obra se halla estrictamente relacionada con un contexto social ´´[8]. Influencia a que
no escaparon los directores teatrales en todos los procesos históricos
acontecidos en República Dominicana.
También
la teatróloga cubana, Magaly Muguercia en su
ensayo, ¿NUEVOS CAMINOS EN EL TEATRO LATINOAMERICANO? Define la
situación actual latinoamericana en esta relación con la sociedad: ´´ Estas corrientes sociales e ideológicas
surgidas fuera del marco latinoamericano, encuentran un terreno propicio para
su influencia, en virtud de un proceso lógico de aculturación, acelerado por
el vertiginoso avance tecnológico, la
explosión de las comunicaciones y en razón, además, de aquellos cambios internos que se han
registrado en el panorama continental
durante los últimos quince años ´´. [9]
Esta
idea de la influencia del proceso de globalización trae como consecuencia el
extrañamiento cultural es al parecer una retranca para el desarrollo
cultural y en consecuencia para el desarrollo artístico en Latinoamérica por lo que la investigadora y crítica propone como un desafío prioritario lo
siguiente : ´´ En la medida en que este
polifonismo sea enfrentado sin prejuicios ni diletantismo, podría la creación
teatral del continente, en esta etapa que parece iniciarse, seguir realizando
una contribución sólida a la cultura latinoamericana toda, entendida en sentido
más ancho; podremos, los hombres y mujeres de teatro de este lado del mundo,
encontrar vías propias de expresión, capaces de recoger las esencias verdaderas
de una identidad cultural que nos marca y de la que, al tiempo, somos
creadores´´[10].
Esta
necesidad fue la que motivó el auge en América Latina de un teatro
costumbrista, en las tres primeras décadas del siglo XX como lo afirma Carlos
Solórzano en su investigación: El costumbrismo nos viene a auxiliar en un
momento como el principio de este siglo en que los escritores de toda América,
no sólo la hispánica, se han percatado de que para expresarse a si mismo e
identificarse, ante quienes ven sus obras, como algo que está cerca ´´[11]
Otro
camino lo señala el crítico dominicano, Odalís G. Pérez a través de la
incursión en la dramaturgia mítica : ´´ Sobre
la base de un fundamento que pretende incorporar las raíces originarias de la
cultura en el contexto de la escritura escénica y, sobre todo, de aquellos
signos que hacen que lo teatral sea significativo ´´[12] Luego especifica aún más : ´´ Lo que sin embargo le interesa a la
dramaturgia mítica es el rescate de las raíces,
el ir y venir a los orígenes, el viaje originario, la estructura mítica reconocida como estructura teatral;
la función de los mítemas que el chamán o el director entiende como escena,
cuadro, movimiento, acto, gesto, sonido, ritualema, arquetipo, o memoria
escénica y cultural.´´[13]
Es
importante establecer una relación en el funcionamiento técnico, creativo de la
dirección teatral en las distintas instancias sociales en el transcurso de las
épocas más importantes en el desarrollo artístico del país, para ello es
preciso hacer un recuento histórico, a la vez que, identificar los roles y la
causalidad del desempeño.
[1] DUVIGNAUD, JEAN: sociología
del Teatro. Fondo de Cultura
Económica, México, 1966. Pág. 15
[6] HENRÍQUEZ UREÑA, PEDRO.:Hacia el Nuevo Teatro.Analectas.
Santo Domingo, .No.12. 1933. P.43.Tomo 1
[7] VELOZ MAGGIOLO, MARCIO:.Cultura,Teatro y Relatos en Santo Domingo. UCMM,.Santiago de
los Caballeros R.D. 1972. P.48
http://
dramateatro.fundacite.org.gov. Ve/teorías-teatral html.1987. P.1
[11] SOLÓRZANO, Carlos Teatro
Latinoamericano del siglo xx. Editorial Nueva Visión .Buenos Aires.1961 Pág.
9
Comentarios