Teatro Gayumba, esperanza de Quijote en República Dominicana.

Cada uno es hijo de sus obras".      
 Miguel de Cervantes                                                                                                                


 

                                                        Por Gilda Matos   
                               
 La trayectoria  teatral del Teatro Gayumba  ha sido marcada por los caminos del Quijote. Tras tres décadas de encarnar  El  Caballero Andante  en los escenarios nacionales y festivales más importantes del mundo Latinoamericano,   cosechando aplausos y  reconocimientos  por  sus batallas en las tablas, hoy en el  IV FEIT de Bolsillo del Teatro Guloya nos presenta la pieza “El Quijote no existe” del dramaturgo argentino-chileno   Jorge Díaz Gutiérrez , una mirada contemporánea  a  la vida del Quijote y su autor Miguel de Cervantes y Saavedra  .

El escritor de la obra  es  definido como un   "hombre sensible a los problemas de la generación joven, poseedor de una imaginación poderosa y de su notable dominio de la técnica teatral, escribe lo que siente en un estilo personal, cáustico, poético, rodeando sus personajes de imágenes llenas de un profundo contenido humano". (Celedón Jaime, 1965).Es Célebre entre los teatristas dominicanos por su destacada obra teatral “El Cepillo de Dientes”, que tantas veces fue montada.

De forma sorprendente,  Díaz  escribe un texto diseñado, emparentado con el estilo y la estética estructural  utilizada por el Teatro Gayumba, lo que contribuye a crear la percepción de familiaridad con otros montajes, si no conociéramos la procedencia del autor, pensaríamos que es una exitosa creación colectiva de la agrupación ;pero no, se trata de pura coincidencia, un traje dramático a la medida de Gayumba: Manuel Chapuseax, director e intérprete, Nives Santana, asistente del director y Carlos Chapuseax  asistente técnico quienes enriquecen con su peculiar estilo  el texto del autor .

La obra  nos trae el personaje  Quijote al mundo actual, con una carga de amargura, lesionado por los avatares  de una sociedad que se consume sin sentido en un afán de mercadearlo todo, ignorando  los sueños, la imaginación del espíritu  humano en  anhelo de perseguir ideales universales. Nos sitúa frente a un Quijote  en  medio del dilema contemporáneo, ausencia  de utopías y valores que conformen el referente ético  en el proceder de las sociedades.
En la intimidad de la butaca del Teatro Guloya, me  asalta, como un espejismo,  la sensación  inconfundible de  simbiosis entre la  vida del actor y director de la obra, Manuel Chapuseaux y  el personaje del Quijote, quien tiene treinta años representando El Quijote de la universal novela…. Y me pregunto- ¿serán los teatristas y los artistas Quijotes actuales? – Manuel se  habrá contagiado de la locura del personaje…. ¡Toda una vida en las tablas y callejones representando, revelando sentimientos y verdades al mundo a cambio de unos miserables aplausos, con lo cual no se puede comprar nada, en cambio, tiene que pagar al colmado, al médico  y al estado! ... ¡Qué locura es la vida!...

Salgamos del espejismo, ya que dice Jorge Díaz “El Quijote no Existe” y continuemos con el montaje. El gran tributo del montaje de Gayumba es una puesta en escena sencilla, limpia en su conjunto, armonizada con todos los elementos de la escena, luces, escenografía, utilería, vestuario y la música aportan a la significación y poética de la escena, matizada por la hegemonía del color blanco, creando  una ambientación de calidez de contrastes débiles entre el vestuario del personaje protagónico y el fondo de la escena,  esta monocromía imprime un aspecto espiritual y triste a lo que acontece en el escenario.

En la  interpretación actoral del personaje del Quijote,  Chapuseaux se nota más realista, orgánico y maduro, contrario a décadas atrás donde nos brindaba un personaje más farsesco, gracioso y estridente  que  atrapaba al público con su virtuosismo vocal y corporal, en esta ocasión su Quijote tiene dejos de verdad, conmueve al espectador, nos identificamos  en la catarsis  de  la historia y los sentimientos. Los años no pasan en vano, dejan experticio y sabiduría, si veinte años no son  nada...¡treinta son muchos más en la calidad actoral!

Otro aspecto relevante de la puesta es la gran fluidez  y naturalidad con que transcurren los cambios actorales, de utilería, escenográficos, luminotécnicos y musicales de  las escenas.

Con el pasar del tiempo Gayumba ha  marcado un estilo en el contexto dominicano y quizás Latinoamericano: con  una estética sencilla, economía de elemento en la escena, uso creativo del espacio y los recursos, integración del teatro de títere o animación de objeto en sus espectáculos, el uso de distanciamiento en la forma  de interpretación de personajes y narración de las obras, adaptación de obras procedentes de otros géneros  literarios, cuento,  novela y su adaptación a un reducido número de personajes. Estas, entre otras características sellan su trayectoria dramática.


Si  el dramaturgo de la obra,  Jorge Díaz, nos advierte  - Muerto el Quijote, se acabó la esperanza, celebremos pues,  con alegría la vida teatral de Gayumba  para que en el teatro de Republica Dominicana nunca muera la esperanza. ¡El  Quijote existe, Gayumba sigue su camino! 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Síntesis histórica de la Estética, por varios autores(WIKIPEDIA)