CALDERÒN DE LA BARCA FELIZMENTE APLATANAO EN LA CELEBRACIÓN DEL 25 ANIVERSARIO DEL SUEÑO DEL TEATRO GULOYA
Por Gilda Matos
“No existe en teatro del mundo idea más asombrosa que la que
sirve de forma sustancial a esta obra”
Marcelino Menéndez Pelayo
Nada
mejor para conmemorar 25 aniversarios del Teatro Guloya que la obra
La Vida es Sueño del autor español Calderón de la Barca.
Hoy se ha disfrutado de un espectáculo que desafía
los alcances interpretativos de una pieza clásica de dimensiones filosóficas y
humanas que representò la obra cumbre del teatro barroco español del siglo
XVII.
.
El reto consistió en asumir el texto
barroco desde lo propio, desde su
práctica escénica, adoptando una teatralidad que emana desde las
manifestaciones culturales y sociales dominicanas que le conceden un estilo único, bajo el
signo de Guloya.
El
autor fundamentó su grandeza en el uso de los recursos formales en el teatro (culteranismo), tales como escenografías
más complejas, vestuario e iluminación y lo relativo al fondo temático (conceptismo),
introduciendo en obra los valores morales
del honor, honestidad, el orgullo y profundizando en el espíritu
contradictorio de los personajes. Con ello abandona el
equilibrio de la serenidad,
mesura de las obras clásicas de la literatura renacentista. La pieza es representativa del
barroco español, en un contexto
histórico donde España perdió el poder ante las naciones europeas reflejando en
la literatura el desengaño y la confusión de la época.
En la
celebración de bodas de plata del Teatro Guloya, nos presenta una versión de La vida es Sueño sembrada en el
contexto cultural nativo, impregnada de un modo de ver la vida en una
expresión peculiar “a lo dominicano”, con la filosofía de
celebrar la vida, a pesar de la tristezas, luchas, desengaños.
El director Claudio Rivera con el deliberado propósito de anclar con el barroco cultural que vivimos en el Caribe,
toma elementos de nuestra identidad y manifestaciones culturales, personajes cotidianos,
carnavalescos y nos convida a aplatanarnos durante hora y media, no para
disfrutar de la exuberancia y rebuscamiento del teatro barroco europeo, sino para participar desde una mirada tropical, alegre y
actual de la esencia de Calderón en un ambiente festivo, carnavalesco y burlesco
acorde con la idiosincrasia nuestra. Lo
cual, no guarda mucha distancia con lo
planteado por Meyerhold, director ruso que
al caracterizar el teatro español del Siglo de Oro expresa “El
teatro se esfuerza también por elevar al máximo el Pathos trágico, y, sin miedo
de alterar la armonía, introduce en él la comicidad grotesca, que llega a la
caricatura notablemente original”. (Hormigón,
1992).Elementos que encontramos en abundancia en esta puesta en escena.
El director hace su propia dramaturgia, realiza una gran
síntesis con las partes esenciales del texto, de manera que casi brilla por la
ausencia la reverberación de parlamentos y monólogos extensos de las obras clásicas. Esta
puesta en sus aspectos formales guarda continuad con los recursos
utilizados en la trayectoria del director, en especial, las escenas carnavalescas son casi una constantes en sus trabajos, diríamos
que una fijación que ha acompañado su
historia.
En su
propuesta aporta elementos actuales en
lo musical, rock, pop, electrónica, bachata, salsa que contribuyen al
distanciamiento y ritmo contagioso del
espectáculo.
Dirige
la caracterización actoral hacia la identificación de personajes del contexto dominicano:
El Segismundo interpretado por Víctor
Contreras, es representado como un
como un joven rockero soñador y rebelde quien hizo una interpretación
del personaje fresca, alejado de convencionalismo, muy contemporánea. Rey Basilio, Claudio Rivera, imponente terrateniente adinerado atrapa con su
presencia y el manejo del experticia de la escena, Rosaura, Viena González, una mujer valiente y feminista, mantuvo los momentos acción clara en todas sus
intervenciones Clarín, Noel Ventura:
el gracioso cómico y pícaro Guloya, Estrella, Yerlim Guzmán un interpretación
simpática una
especie de sexy presentadora de televisión,
Clotaldo, Ramón Candelario con su presencia escénica medieval caracteriza a un empleado servil, Astolfo, Jabnel Calizàn un joven ambicioso y trepador, de cuatro
brazos . Cabe destacar la gracia desplegada por el actor Noel Ventura quien además de representar al signo Guloya,
supo jugar con los recursos de humor de
su personaje que contribuyo a la conexión con el público de forma rotunda. La
escenografía de José Miura, sencilla, simbólica y espectacular. El vestuario
diseñado por Lenin Paulino y Bertuzzi y
Stephanie Gautreaux , sitúa al espectáculo en la esencia calderoniana y la
visión identitaria de Guloya . Los
títeres y diseño de luces de Ernesto López, creativos e integrados de forma
natural al drama.
Sólo
dos aspectos restaron en la coherencia estética hacia una mayor excelencia del espectáculo, según mi entender, por un lado el control del tono burlesco de
la escena del retrato en la segunda parte, que deriva en una parodia tele novelesca, cuando el hecho dramático representado en
ella, implica el valor moral de la traición y la mentira, algo que perdura con
mas fervor en el mundo de hoy.
Por otro lado, en las actuaciones de los personajes en su mayoría, solo nos deleitamos de una cara del barroco, lo cómico, lo burlesco, lo irónico y grotesco de los actuantes, no llegamos a percibir, de forma profunda “el descubrimiento del conflicto interior en el alma del hombre” como se espera en un de estilo barroco que propicia el contraste, luz y sombras de los personajes. Más, este detalle no resta la grandeza de este memorable espectáculo que cierra el VI Festival de Teatro de Balsillo, el cual nos ha aplatanao ante el sueño de Calderón De La Barca y los 25 años del Teatro Guloya. Aplausos!!
Por otro lado, en las actuaciones de los personajes en su mayoría, solo nos deleitamos de una cara del barroco, lo cómico, lo burlesco, lo irónico y grotesco de los actuantes, no llegamos a percibir, de forma profunda “el descubrimiento del conflicto interior en el alma del hombre” como se espera en un de estilo barroco que propicia el contraste, luz y sombras de los personajes. Más, este detalle no resta la grandeza de este memorable espectáculo que cierra el VI Festival de Teatro de Balsillo, el cual nos ha aplatanao ante el sueño de Calderón De La Barca y los 25 años del Teatro Guloya. Aplausos!!
BILIOGRAFÌA
Gonzalez, E. (1989). Historia
de la literatura Española (Siglo XVII). San Juan de Puerto Rico:
Universidad de Puerto Rico.
Hormigòn, J. A. (1992).
Meyerhold:Textos teoricos . Madrid: Publicaciones de la Asociaciòn de
Directores de Escena de España.
Cioranescu,
A. El barroco o el descubrimiento del drama. Universidad de La
Laguna, 1957.
Menéndez
Pelayo, M. “Calderón y su teatro”. En Estudios y discursos de crítica
histórica y literaria, III, Santander, CSIC, 1941
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