TÍTERE FUE EN LA HISTORIA DOMINICANA
Por Gilda Matos
La
metáfora del títere ha estado presente en la historia del Pueblo Domiciano,
desde sus orígenes hasta la época actual. La Cultura Taína lo representó en la
confección de muñecos de madera, piedra o algodón con vida propia, que asumían
como principal deidad (Pané, 1932):
”-Así el Cemí Corocote primero estuvo en casa
del cacique Guamarete hasta su muerte…En estas entradas, aunque no se percibe
directamente la voz de este personaje, se establece que el poder de los
caciques sobre el pueblo no es sólo político sino también religioso. Su
actuación en preservar el poder de los cemíes es fundamental para estos hombres
principales los que guardan cemíes”. Crearon una
imagen con poderes místico y comunicante con el más allá.
No
es casual que Sergei Obraztov definiera el títere como “Una Metáfora en el teatro. En la síntesis de los muñecos se puede
hacer una parábola de la vida y expresar sentimientos, básicos de amor, celos,
muerte, enojo, amistad etc.…”. Citado por (Villena, 1992).
En
1588 se representa en los tiempos de la
Colonia el entremés La Octava de Corpus
Cristo, con lo que se inicia en América el teatro de crítica social y cuya
imagen del personaje del Monstruo es una metáfora con características similares
al títere, y posibles coincidencias con el Corral de Comedia de la Madre Patria
de ese entonces, según describe el autor (LLerena, /2017):
- No quiero andar
en comedimientos, sino hacer lo que se manda, que yo desaté el animal de la
esfinge diciendo ser símbolo del hombre, y éste digo que es símbolo evidente de
la mujer y sus propiedades; para lo cual, es menester considerar que este
monstruo tiene el rostro redondo de hembra, el pescuezo de caballo, el cuerpo
de pluma, la cola de peje; la propiedad de los cuales animales se encierra en
la mujer, como lo declara este tetrástico, que servirá de interpretación:
Es la mejor mujer instable bola.
La más discreta es bestia torpe
insana;
Aquélla que es más grave, es más
liviana,
Y al fin toda mujer nace con
cola.
Este
personaje metafórico del monstruo, representa el símbolo de una sociedad corrompida, fruto
del imaginario de un mal social que aún persiste en la actualidad y cuya imagen por demás es titiritezca.
Desde
entonces, la presencia del Títere es intermitente, poco investigada y visibilizada
en panorama histórico del teatro dominicano. Se podría especular que, en los siguientes
siglos, XVII y XVIII, según narra Pedro Henríquez Ureña estuvo en medio de las
actividades de la iglesia, a saber, que se supondría extrapolar tradiciones titiritezca
del Corral de Comedias de la Colonia (Ureña,
1984):
“La
isla conoció día de esplendor vital durante los cincuenta primeros años del
dominio español…Santo Domingo conservó tradiciones de primacía y de señorío que
se mantuvieron largo tiempo en la iglesia, en la administración política y en
la enseñanza universitaria “.
Fuera
de este ámbito, en el nivel popular se presentaban entremeses graciosos y cosas
profanas, por lo que es comprensible que entre las representaciones de dichas comedias
danzas, saraos y máscaras se haya integrado el títere como parte de dichas
animaciones culturales coloniales.
En
el siglo XIX durante el período de la era francesa en Santo Domingo las luchas
independentistas se instrumentaron a través de la formación de La Filantrópica,
compañía teatral que llevó la idea de separación del dominio haitiano tras la
obtención de la identidad nacional, seguido en sus finales del mismo siglo, de
una ferviente corriente indigenista que buscaba afrontar el movimiento
anexionista de Pedro Santana quien propugnaba por el retorno al protectorado
español.
En
1895 se formaron escenarios en las principales provincias del país, entre los
que se encuentran el Teatro Apolo, Independencia, Teatro Sociedad La
Progresista (La Vega), Teatro Hereaux, Teatro Luz del Porvenir (Moca), Teatro
Provisional de la Compañía de aficionado (San Cristóbal), Teatro Unión Dueyana
(Higuiey), desarrollo que facilitó que más tarde recibiéramos la visita de
compañías españolas, cubanas y puertorriqueñas que realizaron giras por todo el
país.
Nos
cuenta Eugenio María de Hostos (Hostos,1895):
-“Donde con alguna frecuencia se presentan
esas compañías viajeras de zarzuelas o drama que hoy hacen por mar, de isla en
isla y aun de continente en continente”.
Grandes
acontecimientos marcaron el desarrollo del arte teatral en el país, la Primera
Intervención Norteaméricana en 1916 y el surgimiento de la dictadura de
Leónidas Rafael Trujillo 1930-1961, quien duró treinta años en el poder y quien
funda la primera compañía de teatro estatal Teatro Escuela de Arte Nacional,
donde se forman los más connotados del arte escénico del país.
A partir de
anteriores acontecimientos en las décadas siguientes se empieza a visibilizar
de forma directa la presencia del
títere en la escena teatral dominicana, por lo que es relevante resaltar hechos
fundamentales que impulsaron su desarrollo:
La presencia de
Rómulo Rivas, Mercedes Díaz, Elieser Cisneros quienes realizaron una intensa
labor de presentaciones y talleres contribuyendo a difundir el arte del títere.
El surgimiento de
un movimiento de un teatro popular (COCOTEPO), ávido de nuevos recursos
expresivos para propagar ideas en contra del gobierno de los 12 años del
Presidente Joaquín Balaguer (1966-1978).
La formación de La
Unidad del Teatro Guiñol Dominicano, por iniciativa de Máximo Avilés Blonda
como organismo de la Dirección General de Cultura y Extensión de la Secretaría
de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, hoy Ministerio de Educación,
donde descollaron los actores Manuel Chapuseaux, Nives Santama y Basilio Nova,
dirigidos por el destacado dramaturgo Reynaldo Disla, quien creó innumerables
piezas de títeres y adaptó obras universales para el público infantil y juvenil
dominicano.
La visita del
titiritero argentino Eduardo Di Mauro, quien contribuyó a la formación ética y mística
de la labor del titiritero y a profundizar en la técnica del títere de guante
en el país, dio un nuevo impulso al teatro de títeres en el país, propiciando
el surgimiento de nuevos grupos de títeres en el país.
Los surgimientos de
agrupaciones que marcarían una especialización profesional en el campo y la
actividad del arte del títere en las décadas de los 80 y los 90 referido por
(López, 2015):
Los 80, el Teatro
Gayumbita (Nives Santana y Manuel Chapueseaux), Teatro Chispa (Ángel Mejía y Gilda Matos),
Teatro Cúcara-Mácara (Basilio
Nova, Milagros Pérez y Xiomara Rodríguez) y Teatro Popular
del Centro en la ciudad de Santiago de los Caballeros, (Elvira Taveras, Victor
Checo, entre otros).
En esta década, un hecho que contribuyó a situar la actividad del
títere como una de las principales opciones de diversión para
el público infantil en el país,
fueron las presentaciones
dominicales fijas de teatro de títeres que durante más de cuatro años
consecutivos impulsaron el Teatro Chispa, dirigido por Ángel Mejía, en Casa de
Teatro, y Teatro Cúcara-Mácara, dirigido por Basilio Nova, en la Sala de la
Cultura del Teatro Nacional, Santo Domingo, capital de la República. En
Santiago de Los Caballeros, posteriormente, al norte de la isla, el TPC (Teatro
Popular del Centro de la Cultura), dirigido por Elvira Taveras, realizaba
funciones de títeres todos los días, a las 6:00 de la tarde. Esos mismos
titiriteros, bajo el nombre de Teatro PIE (Popular, Independiente y
Experimental) realizaba funciones de títeres en el Cine Teatro Lama y en el
Cine Doble, de esa ciudad norteña.
En los 90, el Teatro
“Titití (Paula Disla y Henry Mercedes) ¨Capuchín¨,
(Elsa Liranzo, Kati Baez, Jochi Brito),
¨Papalotes¨ (Karina Ubiñas, Gina Martes y Haicel Lazala), Teatro ¨Caquito¨, (Julissa
Rivera, Marcos Rodríguez, Pascal Mecariello), ¨Teatro Sonrisitas
“(Ernesto López y Dulce Elvira De Los
Santos), Flautín (Doris Minaya y Lucas Mejía).
La creación de la
Asociación Dominicana de Titiriteros (ADOTI) en 1993. Esta asociación facilitó la
coordinación de las actividades de títeres en los festivales y el trabajo
por aspectos reivindicativos del arte
del títere, la difusión y intercambio de la formación entre los miembros de las
agrupaciones que la constituían.
La creación de
festivales nacionales e internacionales especializados en títeres, que
reunieron y difundieron este arte en el país en una perspectiva más amplia e internacionalista.
El Primer Festival Nacional de Títeres, realizado por la Fundación Teatro de
Villa Juana en año 1990 y en 1994, el Primer Festival de Títeres Para niños en
el Teatro Nacional y cuatro ediciones del Festival Internacional
del Títeres liderado por Dulce Elvira de los Santos, y en el año 2010 , el Festival
Internacional de Teatro Infantil y Juvenil(FITIJ), viene realizando anualmente la Fundación
Teatro Cúcara-Mácara, Inc., dirigida por Ana Jiménez y Basilio Nova.
La incorporación en
1992 del Títere al currículo formativo de la Escuela de Arte Dramático y la
Educación Artística en la escuela formal del Nivel Básico y Medio; y de forma
reciente como asignatura de la mención Teatro del Bachillerato en Artes en la
Educación Media.
Reconocimiento a la
labor del titiritero en Premios como Talía de Plata, los otorgados por la
división de Drama del Ministerio de cultura, motivando a la labor y aportes de
el teatro de títeres durante dos décadas
los 80 y los 90.
Surgen nuevas
generaciones de jóvenes continúan el camino de la cabalgata titiriezca con el
desafío de continuar el servicio cultural y el divertimento del espíritu,
errante y romántico del titiritero..
En República
Dominicana tal como dice la expresión popular “Titiri fue”, el arte del títere fue y seguirá siendo importante
en el desarrollo teatral y cultural como metáfora que nos guía en nuestra historia.
1895
Bibliografía:
LLerena, C. D.
(6 de Agosto de /2017). Biblioteca Virtual Universal. Obtenido de
http://www.biblioteca.org.ar/libros/669.pdf.
Pané, R. (1932).
Relación de Fray Ramón acerca de las antiguedades de los indios .(Colección de
Libros raros o Curiosos que Tratan de América). México: Ediciones Letras de
Mexico .
Ureña, M. H.
(1984). Antología Pedro Henríquez Ureña. Santo Domingo: Taller.
López,
Ernesto, 2/8/2017. Títeres de Viento, Mar y Tierra en Dominicana. La Hoja del
Titiritero
Villena, H.
(1992). Titere en la Escuela . Madrid: Colihue.
Hostos, E. M. (s.f.). Páginas Dominicanas .
Visión del Arte, de Gilda Matos: Mi articulo "Titere Fue En Republica Dominicana" en la HoJa del Titiritero
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