Dionisio De la Paz tras la identidad perdida: Cultura, estética, signos, símbolos, naturaleza y sueños del Caribe insular.
Por Gilda Matos
El trayecto visual de Dionisio De la Paz se ha labrado tras la
identidad perdida, sus propuestas se enmarcan en el contexto cultural,
geográfico y antropológico del Caribe insular, desde donde crea un lenguaje de
signos, tradiciones míticas y místicas de imágenes evocadoras de la naturaleza
y sus habitantes, flora y fauna, bajo los colores calientes y fríos de nuestro
sol.
Desde las entrañas del Sur
profundo de Pedernales, nace el artista que persigue una identidad cultural originada
en nuestros ancestros Tainos.
Hombre valiente, trabajador y pescador,
lleva a la plástica dominicana los
atardeceres ocres y escarlatas de Cabo Rojo, huracanes o guayacanes, la luz , y
fantasías fruto de un imaginario fronterizo , donde el Vacá y la Virgen
conviven en una realidad social con elementos oníricos , propios de un Realismo
Mágico del Caribe; pinta de sus recuerdos de niño, y con ellos, aportan a la
expresión de la memoria de nuestra identidad perdida en una visualidad “global”
que traga y asfixia, en nombre de la Postmodernidad, nuestras más sentidas
características en el diámetro de la identidad dominicana y Latinoamericana. Dionisio
De la Paz nos trae la memoria identitaria, antes de que se escape en la vía
de Internet.
En su trayecto recibe Fortuna
Crítica de destacados críticos de esta Facultad de Artes, en el año 1999, Odalís Pérez
califica su expresión como “Ecopintura
y Lenguajes del Ambiente”, expresa, “encuentra su resonancia poética como
creador de metáforas y materializador del símbolo ecológico” .
En el 2006, nuestro crítico, Basilio Belliard en la exposición Variaciones,
lo observa el estallido de las formas con magia, su lenguaje primitivo, y la transfiguración de las presencias
simbólicas.
En el 2013, el destacado crítico
Plinio Chahín conceptualiza la Teratología de Dionisio De la Paz; reflexiona sobre fantasías caribeñas que configuran
el bestiario onírico contenida en el imaginario del realismo mágico: un caballo
divino y alado, un búho sagrado y mirón, un pez fantástico y monstruoso, pequeñas
casas flotantes, espectrales animales y deidades mitológicas. El crítico, lo sitúa en su sentido áureo y celeste en un
orden cósmico.
Otra visión complementaria de las
anteriores, la mía, es definir la obra pictórica de De la Paz como un
constructo expresivo visual representacional lo
identitario de la cultura dominicana y caribeña donde es relevante,
el sincretismo multicultural de nuestras manifestaciones,
especialmente lo afrodescendiente, lo indígena y la geografía del Caribe.
Conformando un estética de
interacciones de lo real al
imaginario colectivo, de lo mítico a la mística, de la naturaleza a los sueños.
Su obra configura un trayecto de
signos debeladores de los ancestros que va perdiendo espacio en la memoria
visual dominicana, y él lo incluye y resinifica en el contrapunto de colores
naranjas y violetas, rojos y verdes, y
gamas de azules. Lo que fuimos y lo que somos está en los espacios
pictóricos de De la Paz, muchas veces simbólico o surreal, siempre ocupándose
de nuestros mitemas.
Jacques Derridá alude a la falta del mito en
la modernidad, es que la idea de mito es necesario en todas las épocas ya que:”Revela
algo como habiendo sido manifestado plenamente es, a la vez , ejemplar”. Por
ser un fundamento y una guía para la conducta humana”(Eliade, 1968).
Las bases de la identidad
cultural de los pueblos del Caribe está arraigada en la idea del mito, por la
razón que argumenta étnologo Levi Strauss: “La mitología es en primer lugar, el
campo de las operaciones lógicas inconscientes, un instrumento lógico de
soluciones de las contradicciones”
Esas presencias míticas las
encontramos en la obra de Dionisio Publio De la Paz conformando nuestra
identidad artística a partir de sus universos visuales tras la identidad pérdida de nuestra cultura, símbolos, naturaleza y sueños del Caribe
insular.
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