ANDREA EVANGELINA, REVELACIÓN Y EMOCIÓN DE LA DISCRIMINACIÓN
De todas las tiranías de la
humanidad, la peor es la que persigue a la mente. John Dryden
Por Gilda Matos
El encuentro dramático con la triste historia del personaje Andrea Evangelina
en el Festival Nacional de Teatro 2019, movió corazones, razones y recuerdos
del pasado reciente de la tiranía trujillista, y el lastre que aún se vive, en la discriminación de la mujer en
espacios educativos, políticos y sociales.
La dramaturgia Chiqui Vicioso, es testimonial –biográfica con la intención de
comunicar los aspectos básicos de los
episodios de la historia; bajo la dirección organizadora de Ruth Emeterio, Cándido Abad y además de la interpretación dinámica de Santiago Alonzo, el conjunto logra
entregar al público un
espectáculo, intenso, humano y revelador, tocando todas las aristas de
la discriminación por condición social y étnica.
El personaje central Andrea
Evangelina, lo encarna la actriz Ruth Emeterio,
quien de forma versátil, con colores, acentos y matices, presenta su
evolución, desde la niñez hasta el ocaso
de su vida. Ruth, tiene una fuerza poderosa en el escenario, una especie de
aura o técnica que le permiten crear un discurso escénico convincente de la palabra-cuerpo, con una energía impresionante,
y a la vez sensible, llena de ternura, trasluce la psique atormentada del personaje de la historia.
El montaje escenográfico ofrece una
visual fundamentada en puertas, que remite al espacio real de la República Dominicana “La calle el Conde”, y a la vez atribuye a la obra una
dimensión simbólica, puertas cerradas al conocimiento que se constituyen en un
camino abierto al infinito.
La danza abre y cierra el espectáculo, una especie de vaticinadora, ave
Carroña simboliza bajo la luz roja el hecho
trágico que acontecerá, y al final, con alas blancas en señal de liberación y la paz trascendente de la protagonista.
Esta obra cumple el cometido histórico y educativo, al convertirse en un
espacio de recreación e interpretación creativa y simbólica de un personaje
femenino en pleno año 1925, en los
albores de la liberación femenina en el
mundo, da un ejemplo de empoderamiento en la Isla de Santo Domingo.
La pieza es también Educativa, ya que sus testimonios se convierten en un ente
aleccionador en el ámbito de las Ciencias Médicas y del maltrato de la mujer durante la
tiranía trujillista.
Es importante resaltar, cómo este espectáculo demuestra que el tema de
tratarse de un hecho
histórico, no significa que sea una obra aburrida, ni le resta
cualidades estéticas al mismo, ya que esta representación en Teatro de Bellas
Artes involucró, sobre manera, a los
espectadores con el lenguaje teatral de alta significación, desde las luces,
connotando y denotando las escenas, una música que atribuye sentido al drama y
unos vestuario ingeniosos y creativos.
Esta obra es una tragedia contemporánea de nuestro pasado reciente, que
vale la pena disfrutar con el corazón y el pensamiento, en estos días donde
todavía la sangre de muchas mujeres corre a borbotones por habitaciones, casas
y calles del campo y la ciudad en esta media isla del Caribe.
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