MOVIMIENTO SATURADO CHARLYN


Por Gilda Matos

CHARLYN fue la gran revelación teatral del Festival Nacional de Teatro de República Dominicana del 2010.

El monólogo escrito, actuado y dirigido por Rafael Stalin Morla es un retrato mordaz, irónico, ácido y cruel de la existencia humana en la época actual. La pieza revela las esencias y dilemas filosóficos de la realidad del “Ser” de nuestros días.


Marx es el protagonista del hecho dramático, representa al héroe desfasado, que se subleva en resistencia revolucionaria frente a una sociedad fundamentada en el consumo, que anula y lesiona la libertad de elección de Ser.

Lo ingenioso de esta pieza teatral está en el conflicto dramático, presenta un revolucionario sublevado y exiliado en el encierro de un inodoro en contra del imperio del consumismo denominado “Mafia Propa”,a partir de esta situación, reflexiona de forma convincente sobre contradicciones filosóficas, psicológicas y políticas de la actualidad. El autor elabora un discurso de riesgo al utilizar con desenfado el verbo “defecar” con todos sus modos verbales, sin caer en el ridículo ni en el mal gusto, más bien, nos lleva y nos trae por todo el universo putrefacto del cual, nos revela, y casi nos llega a convencer, de que “El mundo es una inmensa bola de cristal llena de excremento”.



La imagen visual y el sentido del monólogo guardan una relación evocadora con la iconología de la obra La Muerte de Marat del pintor francés David, realizada en memoria de la muerte del revolucionario crítico Jean Paúl Marat, mártir de la Revolución Francesa. En un paralelismo, el cuadro escénico creado por Rafael Morla trae al Festival Nacional de Teatro a un Marat situado en el siglo XXI, con una visión crítica, en un momento donde han desaparecido las luchas ideológicas y las utopías para cobrar fuerza el dictamen del capitalismo global hasta reducirnos a la consunción del Ser.

Morla enfocó los conflictos del individuo crítico en la posmodernidad, comunicando con palabras, signos, imagen y música un discurso revelador que se constituyó en la sorpresa de Festival Nacional del 20010.

Comentarios

Jorge Mendoza ha dicho que…
Si escandalizas, vendes, y si vendes mucho eres muy famoso. Esta lógica, creada por la sociedad del espectáculo y llevada al extremo por las estrellas del rock y el heavy metal, ha sido copiada por las últimas generaciones de escritores latinoamericanos, que han convertido el trinomio escándalo, ventas y fama en uno de los motores de la nueva narrativa de América Latina.

Alexander Prieto Osorno

Gracias Gilda Matos por compartir conmigo tú crítica del espectáculo de Rafael Morla Charlyn. Esto me ha motivado a opinar también, como una manera de fomentar la discusión teórica, tan escasa en nuestro medio. Coincidimos en algunas cosas, en otras, mi entusiasmo por la pieza está “desigualmente repartido”.

Al ver Charlyn, de Rafael Morla, al público (o a mí), se le hace muy evidente tres elementos: el talento del joven actor, con proyecciones de pruebas más contundentes en un futuro inmediato, la escenografía, limpia, funcional, cuyo diseño acoge perfectamente la puesta en escena, creando la ilusión de un ser humano adherido a un inodoro, y la acidez del mensaje.

La juventud de Rafael Morla no ha sido el obstáculo para haber producido una obra que se arriesga al mal gusto bajo la bandera estética del llamado realismo sucio, poco explotado en República Dominicana, sino, su audacia sin limites, con poca o ninguna autocensura previa. Hablar de mierda no es la piedra de escándalo en nuestro medio, es hacerlo desde un foro no previsto, tomando por sorpresa al público. La ansiedad de expresar una verdad tan contundente como el consumismo asfixiante, en la dramaturgia, lleva a Rafael Morla a la precipitación, sincera, por cierto, pero alocada, sin profundidad, coqueteando con el tema que pretende desarrollar.

Un tema como el planteado en Charlyn, requería una investigación de esas referencias al capitalismo y al consumismo. Su punto de vista fascina por haber dado con una metáfora afortunada: “la mierda” comparándola con nuestra existencia cotidiana contemporánea. Su audacia es aplaudida de pie, por un público entusiasta, porque entronca con la contundencia del arte contemporáneo, pero una mirada rigurosa a su trabajo, en conjunto, indica que el mal gusto, abordado como estética de la pieza, se queda en intención, para perderse definitivamente en su desarrollo y final. Morla ha logado algunos momentos interpretativos memorables y lo mismo se puede afirmar del texto. (La escena del teléfono, por ejemplo).

Si Rafael Morla insiste en seguir abordando lo mismos temas, enfocándolos desde la sordidez, la obscenidad, etc. Pronto agotará su encanto, frescura y fuerza, que favorece a su talento en ciernes y lo convierte en producto apetecible para la taquilla. Pronto comprobará el cansancio del público que hoy aplaude entusiasta su obra, porque, después de todo, ese público se mueve también por la moda.

Charlyn, ha sido construida con la voluntad de derribar los cimientos de nuestra cultura enfermiza, de poner patas arriba todo esquema de decencia. De haberlo logrado, nuestra reacción hubiese superado el aplauso. Las condiciones para superar los obstáculos de la pieza están ahí, al alcance de la mano: Rafael Morla debe encontrar otros registros a su voz, colocada para cantar, y cuyo tono presenta conflictos al momento de hablar y no es creíble. Debe replantearse el tema, mediante una investigación más profunda, no abusar del recurso del canto, a menos que “ese abuso” vaya a favor y realizar un ejercicio más meditado de su interpretación, que le permita matices, silencios, atmósfera.


Jorge Mendoza
Anónimo ha dicho que…
Gracias Jorge, son muy válidas tus reflexiones me alegra haberlas motivado, y evidentemente, has enriquecido las mías. En el teatro dominicano se necesita abrir espacios para la opinión libre y el juicio crítico de nuestras prácticas artísticas, sólo así superaremos nuestros lenguajes de cara a la sociedad actual.

Atentamente, Gilda.

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