FRANKLIN DOMÍNGUEZ VIVE EN GRUTA TEATRO

 




Por Gilda Matos



Desde su estreno en 1964, "Se Busca Un Hombre Honesto" se ha consolidado como un clásico imprescindible de la sátira política dominicana. Hoy, el espíritu de su autor, el recién fallecido Franklin Domínguez, revive con una nueva fuerza escénica, cargada de risas, ironía y aguda ponderación, bajo la dirección de Lucina Jiménez y la compañía La Gruta Teatro.

La dramaturgia de Domínguez retrató con mordacidad la idiosincrasia de la clase política post-Trujillista, ubicando su acción en el país de "Sálvese-Quien-Pueda", con sus partidos "Todo-Para-Mí" y "Todo-Para-Nadie". Esta obra no es solo un documento histórico; es un espejo ineludible que refleja las causas que persisten y obstaculizan el avance democrático de la nación. Si bien mi memoria aun retiene la interpretación ágil y realista de puestas en escena anteriores (como aquella dirigida por el propio autor con actores experimentados), sin embargo, está reinterpretación aporta una energía juvenil y popular que ancla el debate a un contexto contemporáneo.

Una Sátira Actualizada en el Parque de Construcción



La directora Lucina Jiménez logra conectar la obra con el capitalismo desarrollista y corrompido actual. Esto se manifiesta desde el prólogo, una de las decisiones más creativas del montaje: la acción se traslada a un parque de construcción, con la escenografía realista y de múltiples planos, como sugiriendo una obra inconclusa, metáfora poderosa de una sociedad en perpetua edificación y conflicto.

El concepto de actualización se mantiene de forma ingeniosa y disociada al ambiente de la obra original, sin perder el respeto por el parlamento de Domínguez. El mítico Diógenes, en cuya búsqueda de la honestidad se inspira la pieza, aquí se representa con una luz simbólica, en un contexto más moderno: en medio de andamios y focos de construcción y señales que, sin necesidad de celulares o utilería exagerada, conectan inmediatamente con nuestra realidad.

El Colectivo Actoral: Burla, Ritmo y Denuncia


El trabajo del colectivo actoral es la columna vertebral de esta propuesta. Actores como Erick Flores, D’javan Díaz Jiménez, Husmell Díaz, Yaritza Henríquez, Zacarys Heredia, Leytter Mena, Karla Castro y Vladimir Hilario Brea logran una armonía escénica impresionante. Su línea interpretativa es netamente fársezca, utilizando la exageración, la remarcación de frases y un tono burlesco para subrayar la denuncia.



El ritmo y la coreografía también juegan un papel importante. En esta versión, la codicia política se traduce en un ambiente rítmico y casi de danza, donde los movimientos acelerados de los personajes acentúan la locura del poder. Destaca en particular el uso de la gestualidad en los roles de los líderes políticos, que consiguen con su performance mantener al público en un estado de expectativa hilarante.


Lucina Jiménez orquesta un espectáculo que irradia pasión y creatividad, demostrando que es posible honrar el texto original desde una percepción audazmente contemporánea.

El montaje de La Gruta Teatro no solo mantiene vivo el legado de Domínguez, sino que también pone en valor las actividades de la Zona Colonial. Al rescatar y actualizar el teatro de autores dominicanos, contribuye directamente a un turismo cultural que invita a redescubrir nuestras historias y dramaturgos fundacionales, desde Cristóbal de Llerena en adelante.

¡Que siga vivo el teatro de autores dominicanos en la Gruta Teatro!

 







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