MANUEL MONTILLA UN SURREALISTA CELEBRANDO LA VIDA EN EL CARIBE



Por Gilda Matos

La exposición Encuentro con la Vida del artista dominicano Manuel Montilla es un canto a la existencia desde la surrealidad del Caribe. Muchos autores observan nuestra realidad de un modo especial, rasgos y características peculiares en la forma de proceder y concebir el mundo, un rico imaginario permeado de fantasías, historias, encuentros y desencuentros, en un contexto geográfico envidiable donde la luz del sol, el mar y la noche estrellada conviven en una isla digna del paraíso bíblico de Eva y Adam . 


Una realidad insular de la que mucho se ha hablado, y la que el pintor ha reflejado desde sus inicios en el año 1975 en exposiciones individuales y colectivas en el contexto nacional e internacional, es ubicando por sus características entre el surrealismo o surrealismo expresionista hasta en un realismo mágico tal como lo advierte el Crítico de Arte español, Luís González Robles en 1992, al afirmar lo siguiente: “Para la consecución de su obra MONTILLA se plantea como premisa la dos tendencias constantes en su ya dilatada obra que expresará en una contención grave singular en su lenguaje plástico, para abocar a un realismo mágico que es lo que proyecta en etapas reciente.


Este camino lo ha trazado en el encuentro con su cultura de origen, a pesar de haber residido por décadas en Madrid, el artista es un singular surrealista, sus propuestas no se asemejan a formas y estilos europeos, retoma a sus orígenes utilizando signos y códigos presentes en el imaginario cultural dominicano y Caribeño para crear su propia poética visual. Estas razones llevaron al crítico español a definir el estilo Montillano con siguiente criterio "El arte fantástico se caracteriza por una yuxtaposición, distorsión o amalgama de imágenes y/o materiales que amplían la experiencia al contradecir formal o iconográficamente nuestras expectativas normales. Dispositivos como la metamorfosis, los híbridos incongruentes, la dislocación de tiempo y espacio y los cambios en escala y materiales eran imágenes fantásticas que rompen las reglas del mundo natural". (Luís Gonzalez Roblez , 19929

Esta mirada crítica parte de la idea de Alejo Carpentier, que en su intento de encontrar un lenguaje propio de América Latina creó el concepto de “Lo Real Maravilloso Americano “, precisándolo como “Lo extraordinario no es bello ni hermoso por fuerza .Ni es bello ni feo; es más que nada asombroso por lo insólito. Todo lo insólito, todo lo asombroso, todo lo que sale de las normas establecidas es maravilloso (Bernal, 2010


Esta tendencia hacia lo caribeño lleva al juicio crítico de Abil Peralta Agüero a argumentar sobre el eje del discurso pictórico de Montilla, (Abil 2014):”Un punto de fijación, atención y reflexión sobre significaciones más potenciadas de su cultura de origen, de su raíz, de las poderosas fuerzas identitarias que nutren el cañón de su memoria visual ; de la sustancias más vivas y luminosas del antillanismo, la caribeñidad, y sobre todo de la identidad cultural y ancestral que definen la dominicanidad”. (Aguero, 2014).


Su dominicanidad pictórica es mostrada en la utilización de símbolos tainos, “figuras autóctonas amuletos”, en las figuras antropomórficas, (Mujer con cola de pez), una similitud con el mito de la Sirena caribeña y en el universo acuoso procedente de nuestro fondo marino, la gama colorística con luces de sol del Caribe.

Sobre sus antecesores iconográficos se le asocia con el maestro holandés “El Bosco”, ya que resulta sorprendente la relación entre sus pinturas y algunas de las obras del gran pintor como El Jardín de las Delicias, con una coloristica y los detalles compositivos con figurillas fantásticas propias del mundo fantástico al que se alude también en la obra de Montilla.

En otro orden, la temática de sus obras Celebrando la Vida, alude a un estado de paz, aceptación interior propio de una sabiduría que ha estado cargada de batallas humanas y estéticas de un artista caribeño que ha interactuado en contextos internacionales, buscando una presencia a través de sus propios códigos en el mundo contemporáneo.


Manuel Montilla ha entregado su vida al arte, en su obra a pesar de ser surrealista, no tiene visos de improvisación o inconsciencia, es un excelente dibujante, opina –“No hay una buena obra sin un dibujo que lo sostenga”. Realiza bocetos para crear su poética visual, al igual que Dá vinci, se plantea un minucioso estudio que arroja como resultado obras exquisitas en una amalgama de técnicas, colores y formas de gran factura-. 

El Caribe y República Dominicana tienen la dicha de un SURREALISTA muy particular, Manuel Montilla, celebra la vida con sus propios signos culturales de identidad.

Comentarios

Reysi Castro ha dicho que…
Interesante maestra, pero me gustaria saber el nombre del cuadro, la cronologia

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